Killers of the Flower Moon

El Scorsese más tardío me parece un director contradictorio. Al mismo tiempo que defiende una idea de cine en franca retirada y anuncia, en entrevistas y declaraciones, que esa forma de trabajar está desapareciendo por las dinámicas industriales, participa de esas mismas dinámicas en obras cada vez más innecesariamente colosales pagadas por aquellos que están destruyendo lo que defiende. Se ha pasado la promoción de Killers of the Flower Moon denunciando las injusticias que sufrieron los nativos americanos a manos de los blancos y lo que ha presentado es una mole de 250 millones en la que estos tienen un papel completamente secundario.

Es una película que gravita completamente alrededor del hombre blanco. Tal vez sea la forma que tiene Scorsese de pedir perdón por los crímenes que él cree que cometió o tal vez un síntoma más de su nueva forma de hacer cine, tan desinteresada por todo, tan rápida, tan incapaz de fijarse en algo durante más de 10 segundos. Tras tres horas y veinte de película tengo la sensación de que la mayor parte de escenas están aceleradas y recortadas lo máximo posible para encajar en ella. ¿Por qué Lily Gladstone narra parte de la película en voz en off y en un determinado momento deja de hacerlo hasta el final? No hay ni un solo espacio reservado a los nativos americanos a los que quiere hacer justicia, y salvo la familia de Mollie, ningún nativo más es un personaje con una mínima relevancia. Existen solo para ser aniquilados por el hombre blanco que si, incluso en sus peores versiones, tiene nombres y apellidos. Hasta el delincuente más ordinario se presenta con más relevancia que los líderes de la comunidad.

Si esta era la intención de Scorsese, ilustrar la maldad de los blancos, la pregunta a formular sería entonces para qué. No es precisamente un relato novedoso en el cine americano, y pensar en él como leí cuando la película se presentó en Cannes como un faro del cine anticolonial es simplemente falso, no hay más que acudir a la propia historia del cine estadounidense. Y además, si este es el caso, ¿cuál es la respuesta que ofrece la película? Hay tanto veneno en esos personajes que es imposible salvar nada de ellos. Y de la tierra que han corrompido buscando el dinero de los nativos – presentados, por cierto, únicamente como rentistas – solo se menciona el nombre. No pienso esta película como western porque su foco se encuentra en la Historia y no en el espacio. No hay apenas imágenes del condado, y cualquier mitología en torno al paisaje está anulada. Es, por muy disfrazado que esté, una entrega más del cine de mafias que tan bien se le ha dado siempre a Scorsese, pero disfrazado de relato colonial capitalista, algo que realmente no me importaría tanto si no estuviera presentado de forma tan superficial y diría que casi instrumental. No veo la necesidad de que una película tan grande narre este asunto si, precisamente, debido a su magnitud, no va a tener posibilidad de centrarse en ello como creo que merece. Al final es más un vehículo de promoción para la carrera de premios que un ejercicio de justicia. Quiero pensar que la forma de honrar a las víctimas de la barbarie es dar a conocer su historia y su vida, no recrearte en la maldad de sus agresores ni usarlos para limpiar la conciencia de una nación que todavía no se atreve a enfrentar ese problema frontalmente sino a través de relatos periféricos, desde la protectora distancia de la maldad del hombre blanco. La aparición estelar del final lo dice todo: cualquiera es más protagonista aquí que los supuestos protagonistas.

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